martes, 27 de mayo de 2014

Gozar y hacer gozar

Como bien indica el título de la entrada, de uno de los capítulos a comentar a toda prisa sobre el toro, el tema no va de sexo. No explícitamente. No obstante, en dicho capítulo Michel Onfray nos expone su visión de la felicidad. Bueno, "su visión"; prácticamente recogerá los ideales del hedonismo y de Nietzche y extenderá su teoría alrededor de tecnicismos como si de un examen de la PAU se tratara (o tratase).
Empieza el capítulo con el motor de la infelicidad; la mujer, Pandora, Eva, quienes sucumbieron al inconformismo y eligieron el saber, según la mitología griega o cristiana, exponiendo su oposición a cualquier tipo de religión o sucedáneos (cualquiera que tenga moral de esclavos, por así decirlo; cualquiera que reprima la vida, no diciendo así que tengamos que comportarnos como animales).


Expone así el autor la idea que va a desarrollar a lo largo del capítulo; la felicidad. Podría hacer alusión a los temas morales que implica esta, que puede ser confundida con la libertad, por ello hay que matizar (y aquí se entiende el título), que si para ser felices viviéramos (o viviésemos) a costa de los demás, nadie sería feliz, así pues, la felicidad implica gozar y hacer gozar. Realmente, estoy de acuerdo con la idea, debe existir armonía entre nuestro exterior y nuestro interior en términos eudemonistas.

Pero lo que más me ha interesado, es, realmente, el concepto temporal que damos a la felicidad y la filosofía sobre la ignorancia-felicidad, ya que realmente el resto me ha parecido síntesis de historia de la filosofía acerca de la felicidad. Cuando hablo del concepto temporal (habla) me refiero al cuando de la felicidad. Me explico. Normalmente vivimos pensando, algunos en el futuro, otros en una felicidad pasada; en mi opinión, la felicidad del pesimismo (pasado) y del supraoptimismo (futuro). Muchos vivimos pensando, compungidos, en que la época de felicidad ya pasó (más de uno querría estar en cualquier otra época que considere mejor, siendo un ignorante, en mi opinión, hay de todo en todas épocas, no veo mucho cambio, si bien es verdad que en muchas había un ambiente viciado, como en cualquier guerra o en épocas de la Inquisición), otros, sin embargo, ven una felicidad futura, pero siempre futura, es una felicidad que nunca les llegará porque no la conciernen como posible en el ahora. Así pues, la solución es evidente, hay que vivir en el ahora. ¿Y si ahora estamos tristes (listo)? Preguntaréis. Bien, aquí introduzco el segundo concepto que ha llamado mi atención, que no es mas que el concepto de la ignorancia como felicidad. En el capítulo se expone la idea de que si fuéramos ignorantes, desconoceríamos el dolor y la infelicidad, y seríamos por tanto, felices. Y he aquí la respuesta, no puede existir felicidad en la ignorancia absoluta puesto que sería demencia mental, y no podemos ser ignorantes como para evitar el dolor, es pues, el dolor, un elemento necesario para la felicidad, llamadlo como queráis, desde el Yin y el Yang hasta antonimia complementaria, da igual los términos usados, una no resalta sin la otra, la felicidad es ausencia de infelicidad si somos conscientes de esta segunda, si no carecería de significado, sería etérea, vacía.

 Es pues el optimismo ante la vida y el ahora, en síntesis, a mi juicio, la clave de la felicidad; pese a la muerte, el final, los cuales muchos desean adelantar para paliar su dolor, cosa que no es producente (reflejado mucho en poesía, como en la genial poesía de la subida de nota de lengua que he hecho por la tarde; Donde habite el olvido, de Luis Cernuda), evitar el pesimismo y el supraoptimismo engañoso, siendo optimistas a secas, sin engaños, en la medida de lo posible, puesto que, siendo humanos, es difícil controlar dicha biología (algunos tildarían de imposible, yo no se que pensar). En síntesis, vivid el ahora, pero no toméis esto como pretexto para sucumbir a los instintos más básicos, "animales", sin control, aprended a conoceros, a vivir.







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